COMPARTIENDO HISTORIAS DE VIDA DE GRANDEZA HUMANA

Hice un viaje especial a Katmandú, en el año 2019 para reencontrarme con Anuradha, una persona que admiré siempre y su misión de vida es salvar niñas y niños del intenso trafico infantil en el continente asiático. Florece y hace florecer vidas…es una Jardinera Humana. Ella es también llamada la Madre Teresa de Nepal.

Esta historia se remonta al año de 1993, cuando estando en mi oficina en Katmandú, Nepal, y acabada de regresar de un extenso y difícil viaje en el país. Había verificado las dificultades especialmente de las niñas y mujeres nepalesas. La belleza de los corazones de adultos y niños me llevaron a reflexionar sobre la violencia e injusticias existentes, una pobreza mayor de la que ya conocía en el Perú y otros países, pero con montañas que me hablaban de esa fuerza de la naturaleza, sus sonrisas que hablaban de paz.

Mi secretaria anunció que había una persona que desde hacía tiempo me llamaba y que estaba esperándome. Ingresó una señora menuda con rostro soleado, tenía una mezcla de dulzura y determinación en sus ojos rasgados y su suave sonrisa, vestía sari. Venía acompañada de un joven, pensé que era su hijo, pero ella aclaró que era su asistente.

Me habló de la situación del tráfico de niños en Nepal, tema que en ese viaje había logrado que la gente se expresara abiertamente. Le escuchaba con atención y ella iba tomando fuerza y seguridad al denunciar lo que pasaba en su país y lo poco o nada que se hacía al respecto. La interrumpí para especificarle que en mi institución había un profesional encargado de esa área, y aunque en mis responsabilidades directas no se incluía este rubro. Personalmente tenía interés de escuchar las alternativas que proponía para este gran problema.

Hubo un gran silencio, juntó sus manos, hizo el típico saludo de bendición, sonrió y dijo. “Intuía que Usted me escucharía. Muchos nepaleses la han visto en las comunidades y por tal razón deseaba conocerla. En primer lugar, tengo un plan para sensibilizar a la Policía de las fronteras.”

Al escuchar esto en voz alta le dije: por favor, acaso no sabemos que la policía de fronteras, son los primeros cómplices de los traficantes de trata de personas. Ellos saben perfectamente que los famosos tíos y tías, son los que llevan a los niños con destino a los burdeles de la India ofreciéndoles con engaño una buena paga y trabajo en una familia respetable.

Precisamente, dijo Anuradha Koirala, si antes me contacto con los niños empezaré por algo significativo. Unos amigos me ofrecieron una casita y ya tengo 7 niñas salvadas y a través de sus historias estoy reconstruyendo la ruta del tráfico humano. Con ellas estoy aprendiendo mucho, los mecanismos y estrategias que están utilizando las mafias. Es por ello que una de las primeras acciones que yo quisiera hacer es una sensibilización o capacitación a la policía. Ellos conocen como Usted bien lo ha mencionado a los mediadores, gente que, con aparente bondad, aseguran que llevarán a esos niños para tener una mejor vida en hogares, donde los cuidarán y educarán. Falsedades, puesto que usted tanto como yo sabemos que serán traficados.

La Señora. Koirala y yo, compartíamos ambas, misiones de vida semejantes. Solicitó mi ayuda para realizar un primer taller de sensibilización y disponía de todos los materiales para efectuarlo. Inmediatamente me contacté con una amiga sueca con la que habíamos conversado acerca de la lentitud de los trámites burocráticos. Entre ambas financiamos este primer taller. Participé del mismo, con mi secretaria traductora y me dejó maravillada al obsevar como esta pequeña señora con dulzura y determinación, tocaba los corazones de los policías. Al concluir el evento una tercera parte de los participantes ofrecieron sumarse al proyecto. y así se inició en 1993 Maite Nepal, (Casa-Hogar) con una historia de éxitos que ha perdurado a través de los años y que sigue salvando muchos niños y especialmente niñas.

La primera navidad en NEPAL, como todos los años en cualquier país siempre la Nochebuena yo salgo a repartir muchos juguetes. En mi carrito Marutti hecho en India pude recorrer fácilmente Katmandú y los lugares aledaños. Aprendí a manejar con el timón al lado derecho, después de lograr convencer al chofer para enseñarme porque según él las mujeres en Nepal no manejaban. Era una noche helada de invierno y no había un solo niño ni adultos en la calle, por lo que mi intención de repartir regalos a los niños se vio frustrada. Llegué a la celebración del grupo hispano y fui el hazmerreír y me decían “no te has dado cuenta que estás en un país budista donde no se celebra la Navidad”.

Al día siguiente, 25 de diciembre, recibí la llamada telefónica de Anuradha, quien me dijo” Martha, mis niñas y yo queremos celebrar la Navidad contigo, sabemos que es una fecha importante para ti y estaremos muy contentas de que tú vengas a pasar la Navidad con nosotras.”

El regalo más grande y significativo me fue dado en Katmandú, Nepal, en la navidad de 1993, sentir la alegría de ver a más de veinte niñas en una casa pequeñita, jugando, cantando y disfrutando, una energía de amor y gratitud llenaba el ambiente. Y fue así como hasta el año 1996, en que pasé mi última Navidad con Anuradha y las niñas y niños, en una casa más grande, con varios voluntarios de otros países.

Con gran nostalgia dejé Katmandú, Nepal, el año 1997. La despedida con Anuradha fue en una casa más amplia y con cientos de niñas salvadas. Le dejé como regalo un porta lapiceros y un lapicero que me lo regalaron las madres de una comunidad en Cuzco para que escribiera la historia de los niños andinos. Sentí que Anuradha lo haría con los de Nepal.

Con el doble objetivo de perseguir el tráfico de personas y dar cobijo a las víctimas rescatadas, Anuradha Koirala inició su labor humanitaria en 1993. Desde entonces, su organización ha conseguido encarcelar a más de 1.200 traficantes, gracias a los puestos de vigilancia e interceptación que tienen a lo largo de las fronteras, en colaboración con la policía nepalí. El trabajo de recuperación es holístico. Muchas integrantes del personal son sobrevivientes comprometidas a ayudar a otras mujeres. Maiti Nepal brinda gratuitamente tratamiento médico, asesoría psicológica, denuncias legales formales. Hasta la fecha ha recuperado y brindado ayuda a más de 20.000 niñas y rescatado más de 50.000.

La popularidad de Anuradha en Nepal fue creciendo, llegó a liderar el Ministerio de Bienestar Social. Además, casi todos los años se encuentra en la lista de las personas más populares e influyentes de su país. Ofrece conferencias y recibe galardones por todo el planeta. En el año 2010 premiaron a Anuradha Koirala como la heroína de CNN. Ha recibido más de cuarenta premios internacionales por su trabajo de varias décadas.

Después de 22 años, nos reencontramos en el año 2019. Yo había deseado volver a Nepal, esa tierra bendita que tanto quiero y allí me esperaba Anuradha Koirala, con un complejo de edificios, escuela, hospital, talleres y albergues. Fue en diciembre del 2019 una navidad anticipada para mí por el regalo recibido, de hacerme partícipe de su extraordinaria labor.

Siempre recordaré sus palabras. Martha tú creíste en nosotros, ya sabía que tú amabas a nuestros niños y por eso fuiste la semilla de Maite NEPAL. Siempre te recordaba, y te tengo una sorpresa. Me llevó a su escritorio y allí estaba con huellas del uso y tiempo transcurridos, el porta-lapiceros de cuero peruano con varios lapiceros que escriben cada día historias de grandeza humana.

Sobre el personaje: Anuradha Koirala, es la fundadora y directora de la organización sin fines de lucro Maiti Nepal, que lucha contra la trata de personas y protege a las mujeres en Nepal. Maiti Nepal actualmente opera un hogar de rehabilitación en Katmandú, así como hogares en las ciudades fronterizas de Indo-Nepal. En 2006, Koirala recibió el premio a la valentía de la conciencia de The Peace Abbey en Massachusetts. Además, en 2010, fue galardonada como Héroe del Año por CNN, y en el 2017 recibió el premio Padma Shri por el presidente Shri Pranab Mukherjee en una Ceremonia de Investidura en Nueva Delhi.

Perú, 07 de marzo del 2022.

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